martes, 29 de octubre de 2013

LA GASTRONOMÍA AFRICANA, UN GRAN SECRETO POR DESCUBRIR


La gastronomía exótica es una tendencia que poco a poco se va incorporando al abanico de opciones culinarias de los españoles. Bien es cierto que desde hace muchos años tenemos en todas nuestras ciudades diversos restaurantes con comida típica de otros países, como restaurantes chinos, japoneses, indios, cantinas mexicanas, asadores argentinos y locales de comida de corte árabe-mediterráneo, como gastronomía marroquí y los cada vez más abundantes kebabs.

Lo que no abundan precisamente son los restaurantes de comida africana, y al decir africana nos remitimos al África subsahariana (Marruecos es tan África como Senegal o Zimbabwe, pero siempre relacionamos la palabra "África" con la raza negra). La presencia de africanos en España es notable, pero no tanto como en Francia, por ejemplo. El extenso imperio colonial de algunos países europeos, como Francia, Reino Unido o Portugal, hizo que hoy en día muchos ciudadanos de los países que estuvieron durante décadas bajo su dominio se vean con el derecho de recalar en Paris, Lisboa o Londres, donde las colonias de ciudadanos africanos son muy extensas. Esto conlleva a que existan muchos restaurantes y locales de hostelería regentados por ciudadanos de países como Senegal, Angola o Nigeria por todo el territorio.

 En cambio, en España la presencia de estos restaurantes es todavía bastante reducida, concentrándose en las capitales. Aún así, tanto en Madrid como Barcelona, apenas llegan a diez los locales donde poder probar platos típicos del golfo de Guinea y África occidental, lugar de procedencia de la mayoría de los emigrantes africanos que deciden asentarse entre nosotros.

Hay una variedad bastante amplia de platos, cuyas características difieren según el país del que provengan o la zona de los mismos. Por ejemplo, hay muchos países que limitan con el Océano Atlántico, por lo cual la pesca es uno de sus recursos económicos principales. Esto motiva que, junto con cereales como el arroz, el mijo o el sorgo, el pescado sea una de las bases de su alimentación, combinado con diversas hortalizas y tubérculos. En cambio, en paises de interior como Mali, con un clima bastante seco y condiciones incluso desérticas, su alimentación está más basada en cereales y legumbres acompañadas de forma eventual por algunos tipos de carne, como pollo, ternera o cordero. Hay que recordar que la mayoría de estos países no consumen carne de cerdo porque la religión mayoritaria es la musulmana.




En Pamplona no hay ningún restaurante de este tipo, y es una pena. Lo que si hay es un grupo de mujeres africanas que se han propuesto acercar la gastronomía de sus países a todos aquellos que quieran conocerla, a través de amenos y didácticos talleres que se convierten en una estupenda merienda-cena, un escaparate de precioso trajes tradicionales, una clase de cultura y mucha simpatía. Este colectivo de mujeres africanas en Navarra se llama "Flor de África", y agrupa a 60 mujeres procedentes de nueve países africanos como Senegal, Gambia, Guinea Bissau, Costa de Marfil, Mali o Nigeria. Como colectivo, su misión es la de acercar la cultura africana a la sociedad navarra, facilitar la integración de las mujeres en el ámbito social y laboral, luchar contra la discriminación y trabajar para erradicar prácticas tan lamentables como la ablación del clítoris en niñas.

Y como a los españoles nos gusta comer, una gran manera de integración es la gastronomía, y que mejor que traer a tierras navarras el sabor de África a través de sus recetas. Así, en dos talleres a los que tuve la suerte de asistir pude probar platos que ya conocía de mi visita al restaurante Baobab de Madrid (reseña aquí) y otros que aún no conocía.

Me gusta ver como la cocina africana tiene unos tiempos muy particulares... se deja que las cosas se hagan lentamente, porque en África, las cosas no se hacen deprisa. Además, mientras la comida se va haciendo es un momento ideal para hablar, intercambiar ideas, proyectos, etc.


En el primer taller, realizado en la casa de la juventud de Burlada, una localidad vecina de Pamplona, pudimos degusta el "thieboudienne", uno de los platos nacionales de Senegal y que consiste en un arroz acompañado de un suculento guiso de pescado con verduras. Resulta curioso ver como estas chicas consiguen cocinar enormes cantidades arroz con una gran habilidad, sin que se pegue y quedando perfectamente suelto. El arroz absorbe todo la salsa de la cocción de las verduras con las especias y el tomate y se tiñe de un color canela oscuro. Se acompaña con grandes tozos de dorada o lubina fritos y es realmente delicioso. También pudimos degustar en este taller otro riquísimo plato, esta vez de Mali, llamado "maafe". Como en gran parte de los platos africanos, la base de cereal es imprescindible, en este caso acompañado de un guiso de carne de ternera con salsa de cacahuete. Esto hace que tenga un sabor muy particular y nada familiar para nosotros, pero realmente excelente.








En el último taller al que asistí, celebrado el pasado sábado dentro de unas jornadas africanas en Pamplona, pudimos degustar cuatro platos más de la gastronomía de Senegal, Mali, Costa de Marfil y Benín, así como algunos aperitivos tan básicos como ñames y mandioca (yuca) fritos y acompañados de una sabrosa salsa picante. Por supuesto, todo lo que se come se tiene que mojar de alguna manera, y África también tiene sus bebidas típicas. La más conocida se llama "bissap", y se realiza a partir de la infusión de flores de hibisco, mezclada con zumo de piña o naranja, azúcar avainillado y hierbabuena. Es de un color rojo intenso, muy dulce y fresca. También es muy rico el zumo de jengibre, picante, y una especie de crema obtenida a partir de los frutos del baobab, cuyas semillas se chupan a modo de caramelo.


En este taller pude volver a probar el "yassa poulet", que es mi plato preferido. Es un suculento guiso de pollo con cebolla, mostaza y limón, acompañado por arroz blanco. Es de sabor fuerte e intenso, muy sabroso, toda una delicia y el plato más famoso de Senegal.



Por su parte, las chicas de Costa de Marfil elaboraron el plato de pescado, llamado "attieké". Con esta palabra se denomina a una especie de cous-cous elaborado con la pulpa de yuca fermentada y rallada, que hace las veces de arroz. Se acompaña de pescado frito (dorada, lubina, tilapia), salsa picante y una especie de ensalada de tomate y cebolla. Es también un plato muy sabroso, como toda la gastronomía africana.
De Mali nos llegó el "fari", elaborado con una pequeñas alubias blancas. Estas son puestas a remojo, molidas y con la pasta resultante se hacen una especie de "pastillas" que se cuecen y toman una textura más o menos sólida. Se acompaña de un guiso de cebolla. Por último, también probamos el "amiwó", plato típico de Benín consistente en una especie de "flan" hecho con harina de maíz y salsa de tomate, que se acompaña con pollo marinado y frito y una salsa de tomate especiado.








Para amenizar la tarde, y al mismo tiempo que las chicas iban cocinando, Agnes Agboton, una beninesa afincada en Barcelona y toda una conocedora de la gastronomía africana nos fue enseñando diversas diapositivas de platos típicos, ingredientes y demás temas relacionados con la cocina en África. También contó anécdotas y un bonito cuento acerca de la amistad basado en una antigua leyenda africana. Y como la música es tan importante en la cultura y el folklore africano, teníamos a Drissa, un sonriente chico de Burkina Faso que tocaba con maestría la kora y el balafón.




En definitiva, fue una tarde muy agradable y amena, en la que no solo pudimos probar ricos platos de una cocina un tanto desconocida, sino que nos juntamos gente que apreciamos y admiramos África y todo lo que África significa para nuestra sociedad actual. Y sin la simpatía y la complicidad de Fatima, Aby, Djamila, Safi, Fatoumata, Cristina y todas las chicas de Flor de África, esto no sería posible. Y recordad siempre que "África es imprescindible"...

lunes, 21 de octubre de 2013

MASKARADA, EL ÉXITO EN LA RECUPERACIÓN DE UNA RAZA


En la mañana del jueves 17 de septiembre, con día soleado pero con una incipiente niebla enredada en la copa de los árboles, pusimos camino a Lekunberri para la cita en Maskarada con José Ignacio Jauregui. Maskarada es la marca que da imagen y representa un proyecto empresarial, convertido en un modo de vida vinculado en exclusiva a la ancestral raza porcina "euskal txerria", "cerdo pío negro" o cerdo vasco.


Esta raza ya era conocida de antaño en la zona norte de Euskadi y Navarra, pero el bajo rendimiento de la raza en cuanto a cría, su lentitud de crecimiento y su alto contenido en grasa no lo hacía rentable comercialmente en comparación con otras razas, por lo que esta raza porcina de singular pelaje bicolor se encaminaba, en los años 80, al negro precipicio de la extinción.

Hace 12 años, un joven emprendedor navarro, Jose Ignacio Jauregui, decidió involucrarse en un ambicioso proyecto para salvar la raza de la extinción. A día de hoy, parece que el cerdo pío negro vuelve a caminar seguro gracias a la ilusión y el entusiasmo de las personas involucradas en recuperar las tradiciones ancestrales de su tierra.


Desde hace cuatro años, la empresa Maskarada se encarga de la gestión integral de la cría y comercialización de los productos del cerdo pío negro. En plena Navarra húmeda, la empresa cuenta con dos explotaciones. En la primera de ellas, en las estribaciones del parque natural del Señorío de Bértiz, en Oronoz-Mugaire, se encuentra la granja genética, que alberga únicamente a las hembras con sus crías. Las hembras de "euskal txerria son madres poco prolíficas y sus partos no son de más de 5 o 6 crías, cosa extraña cuando por lo general las cerdas de otras razas tienen del orden de 10 o 12 crías.  Esta fue una de las causas de la decadencia de la raza, ya que a esta baja productividad se unía la endogamia a la que se veía condenada para subsistir de manera pura, sin cruces.





Cuando los lechones alcanzan los 30 kg. de peso, abandonan la granja de Oronoz-Mugaire y son trasladados a otra explotación en el pequeño pueblo de Arruitz. Siendo testigos presenciales pudimos ver como en un fantástico prado de 8 has. salpicado de manchas de bosque de hoja caduca y helechos, los cerdos viven en libertad hasta que alcanzan el peso ideal para ser sacrificados, unos 170 kg. Su alimentación se compone de diferentes piensos de cereales y bellota, además de toda la hierba fresca, bellotas, hojas y raíces que comen en el campo. En esta granja son separados en diferentes parcelas según su peso, y son reagrupados en lotes cuando se va acercando el momento de partir hacia Salamanca, donde son sacrificados por expertos profesionales de Béjar y Guijuelo.

En tierras castellanas, los jamones permanecen en salazón durante un periodo comprendido entre 13 y 15 meses, momento en el que regresan a las instalaciones de Maskarada donde "reposan" en silencio durante más de 30 meses, hasta que consiguen su punto exacto de curación. La "trastienda" de Maskarada es un gran conglomerado de salas de diferentes tamaños donde cuelgan jamones, paletas, pancetas, chorizos o lomos, en diferentes estados de maduración.


Del sacrificio de cada cerdo se obtienen, aparte de dos jamones y dos paletas, 5 kg. de chorizo y salchichón, 2 kg. de lomo curado y 45 kg. de grasa. Este último dato pone de manifiesto la gran cantidad de materia grasa de esta especie porcina, circunstancia que se sumó a las ya conocidas de baja productividad y lento crecimiento y que motivó su parcial extinción. Hoy en día, gracias al exhaustivo trabajo de mejora de la raza, se ha conseguido que la grasa del cerdo vasco se infiltre más y mejor en los tejidos, ofreciendo una carne de una calidad excepcional.







En "Maskaradadenda", nombre que reciben las modernas instalaciones de la empresa en un polígono industrial de Lekunberri, es donde se procesan todos los productos obtenidos de los cerdos, tanto en fresco como productos curados y elaborados. Se comercializan piezas enteras y loncheados envasados al vacío, además de productos elaborados como patés, costillas y gorrines confitados, etc. Y por supuesto, en el acogedor y amplio salón del que disponen se pueden degustar todos los productos de la casa gracias a una carta llena de manjares y un magnífico y completo menú degustación. Todo bajo la vigilancia del cuadro de la "Mascarada" del carnaval de Zuberoa, pintada por Emilio Sánchez Cayuela y que ocupa un lugar destacado en el salón.


"Maskarada" es una experiencia muy recomendable, ya que además de disfrutar de un producto único de una calidad excelente, seremos parte del éxito por la recuperación de una raza porcina que estuvo al borde de la desaparición y que hoy, más que nunca, está mucho más que presente.

domingo, 13 de octubre de 2013

"MARIGOZO" O EL IDILIO ENTRE LOS VARIETALES DE NAVARRA Y LOS CHOCOLATES GOYA


El pásado jueves, los hermanos Velázquez Goya, Rafael y Carlos, organizaron en amplona una actividad ludo-gastronómica ideada con el fin de presentar algunos de los nuevos productos de  Confituras Goya. La llegada al mercado de los nuevos chocolates negros rellenos de naranja y frambuesa y el chocolate con leche y frutos secos necesitaba de una "puesta en escena" diferente a la simple exposición en la tienda de la C/ Bergamín esquina C/ Tafalla ("la esquina más dulce de Pamplona"). Para ello, Carlos y Rafa idearon una velada con la idea de "hermanar" la tableta de chocolate Goya (que se había dejado de fabricar y hace unos años volvió de nuevo la mercado) con un producto tradicional de Navarra, como son los vinos tintos monovarietales.





Alguno podría pensar que es arriesgado mezclar algo tan dulce como el chocolate con recios vinos tintos, pero la experiencia, bautizada con el nombre de "Marigozo", nos demostró que no es así. Incluso a medida que íbamos probando los diferentes vinos, nuestras papilas gustativas nos incitaban a decantarnos por uno u otro chocolate al detectar en el vino matices más afrutados, especiados o incluso cítricos.


La cita reunió en un salón del restaurante El Trujal de Pamplona a un grupo de entusiastas de la gastronomía. Convocados por los hermanos Velázquez Goya, nos sentamos en la mesa un servidor, Pablo García, Silbia Redondo, Helena BM, Elena Arraiza y Daniel Campanero, todos vinculados en cierta manera al mundo de la gastronomía, bien por trabajo o por afición. La cita era aún más importante por contar entre nosotros con la presencia de Rafael Rincón, conocido en el mundo virtual como "El Trotamanteles", que acudió a Pamplona para acompañarnos en esta actividad y participar con sus grandes conocimientos en todo aquello relacionado con este sabroso mundo.



Como bien he comentado antes, contábamos con las diferentes tabletas de chocolate de Goya: la típica de chocolate negro y las nuevas variedades rellenas de naranja y frambuesa, junto con la tableta de chocolate con leche y frutos secos (almendra, avellana y pistacho). Los vinos elegidos, monovarietales de las principales uvas tintas de la región pertenecientes a bodegas señeras: la garnacha y el tempranillo pertenecientes a las "Pequeñas colecciones" de Bodegas Marco Real, el cabernet sauvignon de Bodegas Piedemonte, el merlot de Bodega Nekeas, el syrah Eolo de Viña Valdorba, el mazuelo de Odipus R. Reverte y un graciano, el famoso Laderas de Bodega Inurrieta. Todos ellos resultaron muy seductores y maridaron perfectamente con los vinos. Como complemento creativo, el mantel diseñado para albergar las copas y los chocolates tenían algunas zonas tratadas con zumo de limón; de esta manera, al pintar sobre ellas se evitaba la oxidación del vino y podíamos comparar los distintos matices de rosa que uno u otro vino nos aportan.








Ni que decir tiene que los vinos y chocolates "maridaron" con un buen rato de charla y conversación entre viejos conocidos, intercambiando ideas, opiniones y proyectos. Es una suerte poder contar con iniciativas de este tipo y con personas con ganas de innovar y de trabajar por sus proyectos. Que no acabe aquí la cosa...gracias a todos!!