miércoles, 15 de abril de 2015

FRANCIA ESTÁ PARA COMÉRSELA!!

Si tus gustos se reparten a partes iguales entre cultura y gastronomía, Francia debería ser uno de tus destinos obligados. Los hemos podido comprobar en los tres días en los que hemos recorrido una pequeña parte de Francia, por la región del Mediodía (Midi-Pyrenees), la provincia de la Dordoña y la prefectura del Perigord Noir.

De toda la vida se ha hablado del buen gusto de los franceses por la gastronomía, y si bien no hemos ido a ningún restaurante de lujo (ni nos lo podemos permitir ni creo que sea obligatorio para disfrutar de la buena mesa gala), todo lo que hemos visto, comido y comprado resume a las mil maravillas que esta gente dis

fruta con la gastronomía, tanto la autóctona como la importada, fruto de su antiguo imperio colonial que hoy da forma y enriquece, al menos en este aspecto, a la sociedad francesa.


Si bien el primer día tuvimos que recurrir a un pequeño bocadillo porque llegamos a Toulouse a las 15:00 h. (hora intempestiva para comer en un país que se sienta a la mesa a las 12 del mediodía), ya esa misma noche, deambulando por callejuelas entre la iglesia de Saint Sernin, la Plaza del Capitolio y Rue de Metz, acabamos en la Rue des Marchands, en un simpático bistrot con el mismo nombre, Le Bistrot des Marchands. Buen house francés como banda sonora, clientela habitual a tenor de como saludaban a los camareros (eso es importante, visitar los sitios frecuentados por los propios lugareños) y una carta sencilla e informal, pero bastante interesante. 


Mientras intentábamos descifrarla (al menos yo con mis rudimentarios y casi inexistentes conocimientos de francés), apareció uno de los camareros con un tabla de madera llena de embutidos. Eso era la “Planche de charcuterie et agrumes”, que no era otra otra que eso mismo, un surtido de embutidos franceses variados, acompañados de encurtidos, ensalada con una vinagreta de mostaza de Dijon y un “cornette de frites maison”, un perolete de barro lleno de patatas fritas caseras con una rica salsa cocktail. Y como nos pareció una manera estupenda de conocer la famosa charcutería de la zona de Aquitania y el Midi, pues nos pedimos una. 


Y si que estaba buena, con varias lonchas de jamón de Bayona, speck, sauccison (salchichón francés), chorizo curado, paté de campaña, “coppa” (lomo embuchado) y “boudin noir”, una especie de morcilla negra tierna muy sabrosa. Acompañado de pepinillos y guindillas picantes, y con unas gloriosas rebanadas de pan francés, era toda una delicia, por muy sencillo que fuera. El paté de campaña era tan rico y con unos trozos de carne tan grandes y jugosos que nos costó adivinar que era!


Al día siguiente poníamos rumbo a Albí, uno de los puntos fuertes del viaje. Llevaba muchos años deseando visitar esta coqueta ciudad, situada a orillas del río Tarn. Su catedral, dedicada a Santa Cecilia, es el edificio de ladrillo más grande de Europa y realmente impresiona cuando te sitúas a sus pies. Nada más llegar, nos metimos en un mercado cubierto lleno de auténticos manjares, y ahí es donde compramos los primeros vinos, de la AOC Gaillac, la denominación local de esa zona.

Después de una interesante visita, y con ganas de ver el museo de Toulouse-Lautrec (el nombre más famoso que ha dado la ciudad de Albi), nos metimos en un coqueto restaurante de comida casera, "La Berbie", para disfrutar de otra de las especialidades de la región: el "cassoulet". Es un guiso de alubias blancas con saucisse de Toulouse (salchicha de Toulouse) y confit de pato, horneado con una fina capa de pan rallado para que se forme una costra crujiente. Es realmente rico, con un característico sabor a grasa de pato que lo convierte en un potaje muy singular. 


Como siempre solemos pedir platos diferentes para compartir y así poder probar más cosas, mi consorte se decidió por un rico crêpe de "jambon blanc", queso Fourme d'Ambert (un queso azul de sabor suave) y "morille", que es como le dicen en Francia a la "colmenilla", una de las setas de primavera más apreciadas. Ah, y un señor francés de lo más simpático nos regaló la media botella de vino rosado de Gaillac que le había sobrado de la comida y que de muy buena gana aceptamos!!




Desde la bella Albi dimos un buen salto, introduciéndonos en el Perigord Noir para caer en Sarlat-la-Caneda, circulando por carreteras locales y atravesando el parque natural de Causses du Quercy, dejando a los lados preciosos château con sus viñedos de la AOC Gaillac, abadías románicas y rebosantes ríos como el Garona, el Tarn, el Lot o el Dordogne.
 
Sarlat es difícil de describir...es como si alguien hubiera diseñado un decorado para una película de corte medieval y les hubiera dado pena desmontarlo. Sinceramente, he visto pueblos muy bonitos en mis casi 36 años, pero mucho me temo que Sarlat se encaramará de momento al primer puesto de la lista. Adoro el arte medieval, las iglesias románicas y góticas, los suelos empedrados, los balcones con flores, las fachadas con vigas atravesadas, claro ejemplo de la arquitectura medieval...pues Sarlat es todo esto junto, muy limpio, muy bien cuidado, muy recogido todo en un casco histórico delicioso...y más delicioso aún por los escaparates de las tiendas que nos mostraban algunos de los más exquisitos foies que se pueden encontrar en la actualidad y los famosos tintos de variedad Malbec de Cahors...


 Esa noche entramos a cenar a un singular local, "Chez le Gaulois", donde nos dejamos seducir de nuevo por lo más típico de la cocina de la zona. En este caso, una especie de gratén de patata con "lardons" (bacon curado en tacos), cebolla y queso Reblochon, llamado "Tartiflette". Y como nos apasiona el queso y estar en Francia y no comer queso es un pecado, nos trajeron también un "Asiette de fromages", con especialidades de la zona del Jura, quesos de montaña excelentes, con confitura de cerezas.


 
La mañana siguiente amaneció un dia memorable, luminoso y fresco, ideal para que Sarlat se nos mostrara con toda su belleza abrumadora. Justo paseando por sus callejuelas nos dimos cuenta que esta pequeña villa de 900 habitantes se puede disfrutar con los cinco sentidos, literalmente: el tacto de la piedra, el silencio que reinaba en algunas de sus calles o recoletas placitas, la vista totalmente absorbida por la belleza de sus casas y rincones, el sabor de los productos que tienen origen en sus campos y granjas...y el olor. Si señores, un olor que hoy en día solo se puede disfrutar en cuatro pueblos contados: olor a pan recién hecho, olor dulzón a obrador y levadura. En definitiva, el olor de las "boulangeries" que a las 9 de la mañana abrían sus puertas para ofrecer lo que durante la noche se había estado cociendo en sus hornos. Yo estaba a punto de llorar de la emoción, y para "consolarme", nos compramos un "briochette" y un hojaldre relleno de "tatin" de manzana...y no voy a seguir, que empezaré a salivar!! Paseamos el pueblo de arriba a abajo, descubriendo sus rincones y alguna que otra sorpresa, como saber que detrás de las enormes puertas de una iglesia gótica se encontraba un coqueto mercado donde compramos unos "macarons" artesanos que tardaré mucho tiempo en olvidar!!


De Sarlat poníamos rumbo de nuevo a Toulouse, pero con paradas por el camino. La primera en el bello pueblo de Domme, donde es imprescindible visitar su maravilloso mirador sobre el río Dordogne. Y desde Domme (con nuevos vinos comprados, que se sumaban a los que ya habíamos comprado en Sarlat y en Albí), nueva parada en Cahors. Esta ciudad tiene una singular iglesia con cúpulas y un puente medieval bien majo, luego decidimos parar para hacer una visita rápida y comer algo ligero. En esta ocasión también nos decidimos por platos franceses típicos, como una quiche de queso azul y jamón ahumado y un "croque-monsieur" espectacular!!


 Y así volvimos a Toulouse, la 5ª ciudad de Francia, ciudad universitaria y llena de arte y cultura, con una oferta gastronómica interesante, tanto en locales para comer o cenar, pastisseries, boulangeries, tiendas gourmets, etc. Uno de nuestros grandes descubrimientos fue "La Flor de Tunis", una confitería árabe llena de pequeñas maravillas elaboradas con frutos secos, miel y azúcar, de formas caprichosas y sabores caseros. Desde que compartí casa y experiencias con mi buen amigo Mohamed Kardali y descubrí la excelencias de la repostería del norte de África, siempre que paseo por algún barrio con presencia de inmigrantes magrebíes intento buscar alguna carnicería o tienda de alimentación, porque se que voy a encontrar un buen surtido de estos dulces, con aroma a flor de azahar y almendra y que me parecen realmente exquisitos. No dudéis en probarlos, no os defraudarán.


 Aprovechando que algunos supermercados estaban abiertos, decidimos que había que hacer acopio de más vino, mostazas, queso y galletas, que en Francia hay una enorme variedad y a unos precios la mar de competitivos. Si a esto le sumamos las latas de foie y terrinas de pato que habíamos comprado en Sarlat, el post-viaje iba a tener mucho sabor francés.

En la noche del domingo nos decidimos a probar la salchicha de Toulouse, otro de los embutidos típicos de la zona. Ya la habíamos probado como parte de la "cassoulette", pero nos apetecía probarla de otra manera. Así que dimos un paseo por el casco viejo de Toulouse y en una terraza encontramos una cafetería donde poder probar este embutido en dos elaboraciones, con carne de cerdo y con carne de pato. Volvimos a darle a las "frites maison" y a la tabla de quesos, para no perder las buenas costumbres.

 


El lunes era el día de volver, pero como somos muy astutos, nos habíamos dejado uno de los platos fuertes para el final. Después de ver el rio Garona y la catedral de Saint Ettiene, nos encaminamos hacia una de los lugares que tenía bien apuntados en la guía de viaje: L'Entrecôt. Es un local bastante singular, ya que es monoplato. Se come entrecot, y punto. Nada más, aparte de los postres. Es decir, no puede llegar nadie y decir que quiere otra cosa, si te sientas es para comerte el entrecot, de vacuno europeo, fresco, al punto, fileteado en porciones muy adecuadas para no tener ni que cortarlo con el cuchillo, con una salsa de mantequilla, ajo y yo que se...estragón, por decir algo!! Y patatas fritas "a volonté", esto es, que si se te acaba la montaña que te ponen, puedes pedir más hasta que revientes!! 



Nos sentamos, nos preguntaron como queríamos la carne, nos trajeron la ensalada de entrante y luego la carnaza. Me pareció muy rica, con un sabor diferente al que nosotros le damos a nuestras salsas, pero si estábamos en Francia para algo era para probar cosas nuevas. Y salimos encantados, con un sabor de boca exquisito. Y con esto y un bizcocho, nos cogimos el coche y 400 km. después, estábamos en Pamplona de nuevo. Me he enamorado un poquito de Francia, me ha parecido un sitio fantástico en todos los aspectos y creo que debo volver. La próxima vez iremos hacia el norte, para conocer la zona de Burdeos, Saint Emilion y vete tu a saber si incluso los castillos del Loira. Pero eso será más adelante. Por lo pronto, solo puedo decir que "Francia está para comérsela"!!

jueves, 2 de abril de 2015

1er CONCURSO DE TAPAS DE PUERTOLLANO. LA REVÁLIDA

Puertollano convoca un concurso de tapas. Esto ya es una noticia por si misma que, evidentemente, me llena de orgullo y satisfacción. Me alegra que FEPU, la Federación de Empresarios de Puertollano, intente animar a la hostelería local con una propuesta de este calado. Evidentemente, de lo que se trata es de animar a la gente a consumir, a que salga a la calle y se decida a ir de bar en bar a probar las propuestas que cada local participante proponga.

Ahora vendrán las críticas de unos y otros, por varias razones:

· Unos dirán que la gente no tiene ni trabajo ni dinero para ir de bares. Evidentemente, todos sabemos que la ciudad no pasa por su mejor momento, pero si nos ceñimos siempre a eso, entramos en un círculo vicioso que nos llevará a la más absoluta de las miserias (y digo "NOS" porque aunque yo no viva en Puertollano, sus éxitos y sus fracasos siempre serán también los míos. Aún tengo a mucha gente querida y apreciada en mi ciudad y para ellos siempre desearé lo mejor). Está claro que el que no tiene trabajo y no tiene ingresos no podrá estar de bares todos los días, pero los que si tienen trabajo y dinero si que deben animarse a salir, a consumir y a activar la ciudad y su comercio, ya que eso servirá para poner en marcha el engranaje empresarial, que está un poco oxidado.

· Otros dirán que a quien se le ocurre ponerle precio a la tapa...y nada menos que a 1,50 €!! "Por ese precio", dirán algunos, "te tomas la cerveza y te ponen la tapa gratis!!". Si, es cierto. Tenemos la suerte de vivir o haber vivido en una ciudad donde la costumbre de la tapa gratis va a misa y nadie la va a discutir. Está muy bien gastarse diez euros en cañas y volver a casa cenado. Pero eso ni quita ni pone para que una vez al año, si esta iniciativa llegara a prosperar, la gente no tenga reparo en pagar un "sobreprecio" por degustar una tapa diferente a las de costumbre, no? O es que los que regentan las cocinas de nuestros queridos bares no son capaces de tirar de imaginación e inventarse algo diferente? Quizá tampoco haga falta romperse la cabeza para buscar algo retorcido con nombre impronunciable. No se quiere buscar a un nuevo Ferrán Adriá. Quizá es solo cuestión de darle una vuelta a la tapa de toda la vida, presentarla de manera diferente. Todo con tal de sorprender al cliente, que no se espere lo que se va encontrar. Hay que plantear el juego, el dinamismo, provocar curiosidad y al mismo tiempo, seducción. Y sobre todo, que el cliente salga del bar contento, comentando lo interesante de la tapa, su textura, su sabor, su presentación. Que no lo olvide según sale por la puerta, que lo recuerde por la buena impresión causada. Y que picado por la curiosidad, se vaya a otro bar a ver que sirven. Estoy totalmente convencido que nuestros hosteleros son capaces de hacerlo...O va a resultar que son los únicos en toda España incapaces de salir de la tapa gratis sin mucho misterio?

Yo ahora tengo la enorme suerte de vivir en una ciudad que disfruta enormemente de su gastronomía. Navarra es una tierra muy rica en todo tipo de productos, y eso se nota en cualquier iniciativa gastronómica que se proponga. El Gobierno de Navarra creó hace unos años la marca Reyno Gourmet, que ampara y protege a todos los alimentos acogidos a las diferentes denominaciones de origen, indicaciones geográfica protegidas, productores artesanales, etc. Y eso se nota a la hora de proponer acciones comerciales con los hosteleros regionales, que no dudan en tirar de este producto de calidad cuando participan en los diversos concursos de pinchos que se celebran en la región: Semana del Pincho, Semana de la Cazuelica, Semana del Pincho de Osasuna, Jornadas de las Verduras, Jornadas de la Trufa, concurso de pinchos con productos Reyno Gourmet, etc.

En casi todos los establecimientos hosteleros que participan (en la Semana del Pincho 2015, dentro de tres semanas, hay inscritos 76 participantes), los cocineros de los diferentes bares y restaurantes lo dan todo con tal de ofrecer algo novedoso, a veces con ingredientes tan simples como unas setas, pimientos o bacalao, pero tiran de imaginación para hacer algo interesante. Y la gente acude con ganas a los bares para degustar estos pinchos, bastante más caros que el 1,50 € que costará en Puertollano. Y se supone que en Puertollano (o eso espero) los dueños de los bares buscarán algún ingrediente un poco más especial para su tapa, ya que si vamos a “obligar” a la gente a pagar por ella, que al menos sea algo un poco fuera de lo habitual. Os dejo algunas fotos de pinchos que se han presentado a concurso en Pamplona. Y no son tapas de restaurantes caros, con estrella Michelín y tal, no. Son las de los bares de siempre, que se esmeran un poco más que a diario. Algunos he podido probarlos y solo puedo decir que están exquisitos. De verdad no os llama la atención el probar cosas ricas aunque haya que pagarlo??









No solo Pamplona. Logroño, Valladolid, San Sebastián, Toledo o Ciudad Real, entre otras muchas ciudades españolas, organizan o han organizado concurso de pinchos, con la sana intención de divertir y dinamizar la ciudad. Yo solo espero que en Puertollano la gente lo pase bien, que los bares se lo tomen en serio y que disfruten asimismo con el evento. Esperemos que no se repita lo que, según me han contado, pasó en anteriores propuestas, donde el pincho solo se parecía al anunciado en el folleto oficial en el nombre que le habían dado, puesto que sin comunicarlo, habían cambiado los ingredientes, o incluso había hecho un pincho diferente, por falta de interés, por aburrimiento o por desidia.

Aquí unas cuantas fotos de pinchos ganadores de certámenes en otras ciudades de España:









Yo no podré estar presente (y mira que me gustaría), pero espero que mis paisanos que se decidan a probar los pinchos a concurso hagan fotos, las publiquen en las redes sociales y le den publicidad al evento. Estaría bien ver si alguien se ha animado a hacer las migas en plan milhojas crujiente con el acompañamiento a modo de entrecapa…o nuestro pisto como relleno de un canelón…o una caldereta de cordero transformada en una sabrosa crema de patata con pequeños tropezones de carne de cordero…aquí está el manchego exiliado en Navarra, dando ideas!!


Buen provecho y que gane el mejor!!