Hace mucho que no publico receta
en el blog, verdad? Dispongo de poco tiempo para dedicar al “ocio” virtual y se
me acumulan las cosas para publicar, amén de que tengo menos tiempo aún para
cocinar cosas más o menos interesantes y dignas de enseñar por aquí.
Soy un enamorado de la
gastronomía internacional, tanto de la zona del Lejano Oriente (China, Japón,
Vietnam, Thailandia) como del área mediterránea (Líbano, Grecia, Marruecos,
etc). Es por eso que cuando a raíz de un viaje a Francia encontré en un
supermercado un exquisito “taboulé” a la menta, lo he incorporado a mi dieta,
bien elaborándolo con sémola de trigo (de calibre un poco más grueso que la
utilzada para el cous-cous) o bien con trigo tierno, como es el caso de esta
sencilla, sana y deliciosa receta.
(Taboulé hecho con sémola de trigo de calibre mediano)
Por si no conocéis el trigo tierno, estoy seguro que quedáreis enganchados a la facilidad con la que se prepara y su versatilidad para formar parte de infinidad de platos, tanto frios como calientes. Aunque se llame trigo tierno, no se trata del cereal en un estado previo a su recolección una vez endurecido, tal y como solemos conocer el trigo. Son simplemente granos de trigo precocidos, que al volverlo a cocer para prepararlo, adquiere una textura suave y blandita, aunque sin llegar a apelmazarse como le suele pasar al arroz. Eso es porque conserva su cáscara y le hace mantener la forma.
Para darle cuerpo, yo sigo la intuición que tuve al probar el taboulé comercial que compré en Francia (detectando los posibles ingredientes que tenía) y los aportes de otras recetas. De esta manera, elaboro mi propia receta y así os la ofrezco. Vamos a ellos.
INGREDIENTES PARA 4 PERSONAS:
Tres puñados de trigo tierno (lo
suele vender la marca NOMEN)
Un tomate mediano
Medio pimiento rojo mediano
Una cebolleta (yo utilizo cebolla
morada)
Un pepino mediano
Zumo de medio limón
Ocho o diez hojas de hierbabuena
Aceite de oliva virgen extra
Pimienta
Sal
Cominos en grano
ELABORACIÓN:
Pocas recetas habrá más sencillas
que esta. Tan solo tenemos que poner a cocer, en una olla llena de agua con
sal, el trigo, durante 10 minutos (en el envase pone el tiempo necesario).
Mientras se cuece, cortamos la
verdura en cubitos pequeños, para que se puedan mezclar bien sin que predominen
unos sobre otros. Yo la cebolla, que me hace llorar una barbaridad, la meto en
la picadora que venía con la batidora y la dejo hecha trizas en un periquete).
Mezclamos todas las hortalizas en
un bowl de tamaño grande y añadimo el trigo cuando esté cocido y escurrido.
Picamos lo más fino posible las hojas de hierbabuena lavadas y secas, sazonamos
con sal y pimienta recién molida, estrujamos el medio limón, añadimos un
generosísimo chorreón de aceite de oliva virgen extra (que sea de calidad, no
fastidiéis esta maravilla de plato con un aceite malo, os arrepentiréis!!) y un
pellizco de cominos en grano. Mezclamos todo muy bien para que los sabores se
integren bien, tapamos y metemos en la nevera. Si lo hacéis por la noche para
comerlo al día siguiente a mediodía mucho mejor, los sabores se habrán
intensificado.
Como todas las recetas, el
sazonamiento va por gustos. Para mi, el comino es indispensable en cualquier
receta relacionada con los sabores de Oriente Medio y el Magreb, ya que aporta
al plato un toque genuino. Pero tengo que reconocer que tiene un sabor fuerte y
peculiar, por lo que debemos tener cuidado con el. Añadir, tanto de limón como
de hierbabuena y comino pequeñas
cantidades para ir añadiendo más si queremos más sabor. También se le pueden
añadir unas aceitunas negras sin hueso en trocitos y ralladura de limón.
Como os digo, es una receta
extraordinaria, que se hace exactamente igual si utilizamos sémola de trigo. En
ese caso, solo es necesario remojar la sémola con el mismo volumen de agua
templada en un recipiente, tapar con un trapo limpio y dejar que la sémola
absorba todo el agua. Deshacemos con un tenedor, mezclamos con las hortalizas y
sazonamos, sin más.