Navarra vive su gastronomía durante los 365 días del año. En un Reyno
con tanta diversidad, como reza su eslogan institucional, cualquiera de las
cuatro estaciones es buena para encontrar la inspiración necesaria a la hora de
ensalzar una época del año, unos productos o el marco que los acoge.
El otoño es un periodo ideal para ilustrar esto que estoy refiriendo.
Ya sabemos todos que es la estación que trae el frío y la lluvia, (cosa que no
gusta a todo el mundo), pero estas dos circunstancias hacen de Navarra un lugar
muy interesante para dos de las actividades más típicas del último cuarto del
año: las setas y la caza. Y como el mejor sitio para encontrar setas y caza es
el bosque y Navarra presume de tener algunos de los bosques más bonitos de toda
la Península, desde la Asociación de Hostelería de Navarra pensaron que preparar
las Jornadas del Bosque seria hacer un sabroso homenaje al patrimonio
gastronómico forestal de la región. Así, durante todo un mes (acaban el 13 de
diciembre), numerosos bares y restaurantes ofrecen en sus barras y en sus
cartas pinchos y menús donde abundan los sabores minerales de las setas y los
matices recios y sabrosos de las carnes de caza, de pelo y pluma.
Este año, para hacer el evento aún más interesante, recurrieron al Bar Restaurante Iruñazarra, participante en este evento, para que ofreciera uno de sus comedores como lugar de celebración de la "Cena armonía de las Jornadas del Bosque". En sus cocinas, se juntaron las manos de tres cocineros de otros tantos restaurantes para elaborar una sabrosa y completa cena, repleta de matices y muy bien maridada con distintos vinos navarros. Por otra parte, la colaboración de los expertos en carnes de caza de la empresa Pirineos Exdim garantizaba la calidad de todos los productos que íbamos a degustar.
Comenzó la velada con una copa de Rosado sobre Lías de Gran Feudo,
servida por José Luis Díez, que fue el encargado de comentar que vinos se
habían elegido para acompañar a cada plato. La acidez de este vino y sus
matices minerales fueron un perfecto acompañamiento para la chistorra de jabalí
que sirvió como aperitivo, muy sabrosa y en su punto justo de cocción, para que
quede jugosa.
Ya sentados a la mesa y con un Chardonnay en la copa, llegó el turno
del primer plato, que corrió a cargo del Restaurante El Redín de Pamplona. Era
una ensalada de perdiz ligeramente escabechada con granada, castaña y hongos
trufados. Muy sabroso, me gustó especialmente la combinación de texturas y los
toques dulces de la granada y la castaña, que acompañaban muy bien a la carne
de la perdiz.
Para continuar, un plato muy aconsejable para la época en la que estamos,
como es una buena sopa. Elaborada por el chef del restaurante del Coto Valdorba,
se trataba de un sabroso consomé con faisán y seta "angula de monte",
que es uno de los nombres populares (junto con rebozuelo amarillo o camagroc)
de la seta Cantharellus lutescens. Para este plato ya nos habían servido el
vino tinto Gran Feudo Viñas Viejas, quizá demasiado potente para una sopa
ligera como esta, aunque por separado ambos eran sobresalientes.
El plato fuerte de la noche corría a cargo de los dueños del salón, y
en una región que es tránsito obligado de miles de palomas torcaces que bajan
desde gran parte de Europa para pasar el invierno en la Península, era raro no
tener una soberbia ración de paloma en la mesa. Y así fue, media paloma guisada
al modo tradicional, con una salsa realmente apabullante que no te permitía
dejar de mojar hasta acabar con las existencias de pan de la mesa. Ahora si que
el vino era la pareja perfecta de este plato de sabor realmente contundente!
Para el postre, también por parte del Iruñazarra, nos invitaban a un
paseo por Irati, el gran bosque de hayas considerado el mejor de toda Europa.
Para ello, teníamos una especie de crema fría de cáscara de melón, una tierra
de chocolate, frutos rojos frescos y dos setas, una pequeña Amanita muscaria de
chocolate y otra que podía hacer las veces de Boletus edulis o de Hongo Beltza
(que no es lo mismo, que conste), esta última hecha a partir de un brioche sobre un pie de helado de nuez.
Para acompañar, nada mejor que un moscatel de grano menudo bien frío.
Y como a veces la Ley de Murphy funciona a la inversa, lo que puede ir
bien puede ir aún mejor, sobre todo si eres el ganador de un lote de productos
de catálogo de Pirineos Exdim. La suerte hizo que una mano inocente sacara el
número 11 de una cubitera y coincidiera justo con el que yo tenía en la mano.
Premio para este que les escribe y que disfrutará, no lo duden, de la chistorra
de jabalí, el chorizo de ciervo, el boletus frito y conservado en aceite de
oliva o el paté de jabalí trufado, entre otras cosas.