miércoles, 26 de noviembre de 2014

Visita al trujal "La Maja" de Mendavia: "El primer aceite"

El día 22 de noviembre fue el día marcado en nuestro calendario de eventos para visitar el trujal "La Maja" de Mendavia. Nuestro buen amigo Javier Calvo nos comentó esta idea unas cuantas semanas antes, con vistas a poder organizar una jornada lúdica y al mismo tiempo didáctica. Le parecía interesante que viéramos en primera persona como se elaboraba uno de los mejores aceites de oliva virgen extra de toda España y que a lo largo del mes de campaña embotella el conocido como "aceite del día", puro zumo de oliva con ciertas peculiaridades que no se pueden encontrar en un aceite como el que se comercializa de forma habitual.


Así, un buen número de aficionados al aove, casi todos conocidos de las redes sociales y de los diversos eventos gastronómicos que se celebran de forma habitual en Navarra, nos montamos en un autobús de la empresa Artieda y pusimos rumbo hacia Mendavia, villa de Tierra Estella cuyos extensos campos de cultivo se circunscriben a las regiones naturales conocidas como Ribera Alta de Navarra y Ribera del Alto Ebro.

A lo largo del viaje, nuestro guía espiritual Javier cogió el micrófono y se negó a soltarlo en todo momento, ya que tenía que volver a aleccionarnos sobre las bondades del aceite de oliva virgen extra, contándonos la historia del cultivo de olivo en Navarra, hablándonos de sus principales características, variedades de oliva, tipos de aceite, etc.
De vez en cuando, pegaba un respingo en el asiento cuando divisaba a uno u otro lado de la carretera alguna pequeña plantación de olivos, que ya empezaban a asomar cuando nos acercábamos a Cirauqui y el Valle de Yerri. Tuvo un momento nostálgico y patriota cuando sintió la cercanía de su pueblo, Torres del Río, presumió de iglesia románica de planta octogonal y del Valle de Codés, y acto seguido, cogimos la carretera que nos llevaría directos al trujal que nos recibía entre bruma y llovizna.


Allí nos esperaban los hermanos Gracia, Roberto, Mateo, Carlos y José Luis. Divididos en dos grupos, recorrimos algunas de las estancias del pequeño trujal, donde vimos como las olivas de la variedad arbequina que se habían recogido horas antes eran guiadas en cintas transportadoras por varios niveles sobre nuestras cabezas hasta que caían en la maquina donde eran machacadas, estrujadas, molidas, etc. Todo con tal de obtener de las olivas toda su esencia. En máquinas sucesivas, la pasta obtenida era batida y centrifugada para obtener el aceite, que después será sometido a un proceso de decantación. En este proceso, se separa de forma natural el aceite del agua que contiene y otras impurezas, lo que da como resultado un producto limpio y sano. El aceite del día es envasado directamente y el resto es almacenado en depósitos de acero inoxidable hasta que llegue el momento de pasar a su botella.




En la sala de depósitos, que albergaba estos tanques muy similares a los de las bodegas de vino, pudimos oler algunos de los aceites que allí se encontraban, pertenecientes a variedades venidas de otros países y con los que se hacen diversas pruebas para comprobar su calidad con vistas a una posible comercialización. En este caso se trataba de las variedades “Koroneiki” y “Tosca”, de Grecia e Italia respectivamente, que dan aceites muy afrutados, con muchos matices de plátano, almendra. Es posible que pronto podamos tenerlos en nuestra mesa.



En este trujal todo el proceso es mecánico y casi artesanal, sin participación alguna de medios industriales. Por ello no se ve ni una sola chimenea, hecho que indicaría que el producto se está sometiendo a procedimientos químicos, como si ocurre en las "refinerías" donde se rectifican los aceites lampantes que luego se comercializan como aceites de oliva "suaves" e "intensos". Lo que si se han sustituido han sido los antiguos medios para la obtención de aceite por modernas máquinas que agilizan el trabajo enormemente: el sistema de prensado ha sido sustituido por la "extracción en frio".

La sostenibilidad en el proceso se ve complementada con la caldera que se utiliza para calentar el agua necesaria en algunas etapas del procedimiento, que es alimentada con huesos de aceituna troceados y que constituyen el mejor biocombustible posible en un trujal artesano como La Maja.


Una vez visto todo el proceso de obtención del aceite, que si solo se centra en obtener el aceite a través de la extracción directa a partir de la oliva es un proceso rápido y sencillo (similiar a exprimir una naranja), pasamos a una de las naves donde se almacena la producción destinada al mercado. Allí se habían dispuesto una serie de mesas con el rico almuerzo en el que destacaba, como era de esperar, el aceite que acababa de ser embotellado en unas frascas. Lo acompañamos con tostadas, tomate fresco triturado, queso, pimientos entreverados asados (procedentes de una conservera de Mendavia, por lo que estamos hablando, sin lugar a dudas, de un producto excelente), aceitunas aliñadas también elaboradas por los chicos del trujal e incluso vino. Como suele ser habitual, entre empresas de pueblos vecinos a veces se establecen lazos comerciales: yo llevo mis olivas a tu trujal, tu traes tus uvas a mi bodega, etc. Incluso un rico postre tomamos a base de naranjas frescas con aceite de oliva virgen extra y canela, una curiosa combinación realmente deliciosa.




Por este y otros almacenes repartidos por todos los ámbitos del trujal pudimos ver la gama de productos que La Maja comercializa. Cuatro son las marcas de aceite que se embotellan en estas instalaciones: La Maja, Alfar La Maja y Mioliva, destinadas al mercado español, y Brindisa, empresa señera de productos españoles en Reino Unido (50 mil litro de aceite navarro viajan al año al mercado británico). Botellas de cristal, garrafas de plástico, latas de aluminio o los novedosos envases con dispensador en modo spray. Nada se escapa a la visión comercial de los hermanos Gracia, que han conseguido posicionar su pequeña empresa en un puesto muy destacado entre los trujales navarros.



A lo largo de la mañana pudimos ver a los asistentes buscando el mejor encuadre con sus cámaras de fotos y teléfonos móviles, todo para conseguir una buena instantánea con opciones a ser la ganadora del concurso fotográfico que lanzamos. A través del hashtag #primeraceitelamaja, todas las fotos a concurso optarán a un suculento lote de aceites La Maja para medio año. Eso si, por si la suerte no llegaba a sonreírles, pocos fueron los que no se dejaron caer por la tienda del trujal para cargar con un buen número de botellas de aceite y vino.

 Para mi, como navarro de adopción y estrechamente vinculado a Mendavia, es todo un lujazo y un orgullo comprobar cómo el saber hacer de esta familia mendaviesa ha logrado el reconocimiento a nivel internacional de sus aceites y que no cejan en su empeño por superarse día a día. La asistencia el próximo lunes como expositor invitado a la gala Gastro25 que celebra el diario El Mundo será una gran culminación para 2014. Y este que les escribe estará allí para contarlo!!



Y recuerden...la vida es demasido corta como para tomar malos aceites. Hagan caso al sr. Calvo y pongan en su vida un "buenaceite"!!


3 comentarios:

  1. Cómo cronista eres muy bueno. Muchas gracias, fue un placer.

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  2. Muy buen reportaje Alberto!!! una pena no poder asistir y mas siendo en mi pueblo,pero tenia ya un compromiso hace tiempo.

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  3. Gracias! Intento siempre contar las cosas de forma amena y entretenida, con un punto de humor y sin perder detalle de nada. Y bueno, de momento no me va mal!!

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