domingo, 24 de febrero de 2013

Gastro-curiosidades por fascículos. 1ª entrega


¿Sabías que...

...la Guía Michelín fue creada para estimular a los conductores franceses a que gastaran sus nuevos neumáticos "de quita y pon" viajando por el país?


(la guía original, parecida a la de la foto, tenía en su mayor parte información acerca de los neumáticos y poca "chicha")







...en la Oktoberfest hay una "oficina de objetos perdidos" donde los alcoholizados y despistados padres pueden pasar a buscar a los hijos que van extraviando en el fragor de la fiesta?

(viendo como engullen el zumo de cebada, es normal que pierdan a sus herederos)












...que el Döner Kebab en Alemania da trabajo a 60 mil personas, vende 400 toneladas de "döner" cada día, cuenta con más de 1200 establecimientos solo en Berlín y triplica, con beneficios de 2,500 millones de euros anuales, las ventas de McDonalds en el país teutón?

(esto es un kebab como Dios manda, y no lo que ponen aquí. No se si habéis probado un kebab alemán, pero merece la pena, por su sabor, por su textura, por lo limpios que están los locales allí, por como el rulo de carne no puede ponerse rancio, ya que no paran de servir bocatas...si hasta "Frau Merkel" lo corta con soltura!!



...que en Francia existe una raza de pollos (Poulet de Bresse) que es considerado un símbolo en el país galo porque representa su bandera? Tiene la cresta de un intenso color rojo, el cuerpo totalmente blanco y las patas de un vivo color azul celeste.





Arriba, nuestro amigo el pollastre gabacho, feliz en su granja, representando los colores de la liberté, egalité, fraternité en todo su tricolor estampa. Junto a este párrafo, típica presentación convertido en manjar, conservando con mucha dignidad su cabeza emplumada, con la cresta algo más paliducha...la muerte no le sienta tan bien...






...que la planta conocida como Stevia rebaudiana tiene unos componentes edulcorantes que son entre 250 y 300 veces más dulces que la sacarosa, y que al no afectar a la concentración de glucosa en la sangre, son totalmente validos y recomendables para los diabéticos y muy sano como edulcorante para el público en general? Por eso, las compañías azucareras se han lanzado como locos a "fabricar" su propia Stevia, pero solo utilizan un 20% de extracto de la planta (el 80% restante es un tipo de polialcohol) y dentro de este 20% no hay ni rastro del "steviósido", el único componente de la planta con auténticas propiedades medicinales. Es decir, nos intentan vender la Stevia comercializada, pero nos venden un engendro industrial...

 Esto debe ser infame, comercial y con poca o ninguna característica beneficiosa. Es mejor ir a tiendas de tes o herbolarios y comprar stevia seca, o cultivarla. En los mercados medievales que pueblan nuestras ciudades suelen tener macetas de stevia en los puestos de plantas aromáticas. 








...que el conocido plato chino llamado "sopa de nido de golondrina" está hecha con los nidos de un par de especies de golondrina asiática llamadas "salanganas"? Los nidos están construidos únicamente con la saliva de estas aves, ni utilizar barro, palos o plumas. Son recolectados de las paredes donde están colocados y hervidos. Al disolverse en contacto con el agua, adquieren una textura gelatinosa. Debido a su altísimo precio (es uno de los productos más caros que puede consumir un ser humano), en la inmensa mayoría de restaurantes chinos se sustituye el nido de golondrina por corteza de cerdo, similar en cuanto a su textura.

Sinceramente, a mi no me llama la atención comerme las babas del pajaruelo por muy rico que esté. Además, las poblaciones de ambos pájaros están en serio peligro de extinción por este caprichito. Y comerme el sucedaneo de corteza de cerdo me apetece aún menos.

...que en Perú se está intentando imitar el café "Kopi Luwak" recolectando los excrementos de un mamífero autóctono de las selvas de aquel país, el coatí, que ha ingerido bayas de café?. Por así decirlo, el proceso es exactamente el mismo que con el "café de civeta" indonesio: un mamífero ingiere las cerezas del café en su punto óptimo de maduración, las defeca, se extraen los granos de café de los excrementos, que son lavados, secados, pelados y tostados y posteriormente, molido para poder hacer el café. También en Brasil han encontrado su "kopi luwak" particular con el "jacú", una especie de pavo selvático que picotea las bayas de café que son recogidas para procesarlas, torrefactarlas y ofrecerlas a selectos clientes.












De arriba a abajo, el aspecto de los granos del café digeridos y devueltos a la naturaleza por la civeta indonesia, que aparece en la siguiente foto en forma de adorable mamífero (cuidado, son agresivas y muerden más que mi gato, según tengo entendido). Más abajo, un peruano alimentando coatís (estos si que son majos). Y sobre estas lineas, el "jacú", pavo selvático explotado por la industria cafetera brasileña, aunque seguro que tiene mejores condiciones laborales que en España, jaja!!


...que las hamburguesas, (derivadas del "steak tartar" mongol), se denominan así porque en Nueva York, ciudad de destino de la inmensa mayoría de los emigrantes de la Europa central y oriental, se intentaba atraer a los restaurantes a los alemanes recién instalados en la ciudad con el reclamo de que allí servían "filetes al estilo de Hamburgo", ya que el puerto de Hamburgo, el más importante de Europa, era el origen de más de la mitad de los barcos que viajaban a América? Por cierto, se dice que el origen del "steak tartar" eran los filetes de carne que los guerreros mongoles se enganchaban de las sillas de montar de sus caballos (eran tipos muy ocupados y no paraban 1 hora para almorzar) y que de los continuos golpes del galope, se iban desmenuzando y cocinando con el calor que desprendía el animal.

...que para los antiguos judíos, el pan era un alimento tan sagrado que no se le podía poner encima carne cruda, colocarle encima una jarra o acercarle un plato caliente? Las migas no debían ser tiradas, sino recogidas con esmero, y no se podía partir con cuchillo, debía hacerse con la manos.

...que la popular tradición de la "matanza del cerdo" que se realiza (o realizaba) en infinidad de pueblos de toda España, se popularizó durante los tiempos de la Inquisición a modo de demostración de poseer "limpieza de sangre"? Comer cerdo era una demostración de ser "cristiano viejo", sin rastro alguno de herejía por tener orígenes judíos o musulmanes (ya sabemos que los miembros de estas confesiones religiosas no comen cerdo). Por este motivo, organizar una fiesta al aire libre para matar un cerdo rodeado de familiares y amigos y regalarle a estos un buen surtido de chorizos y morcillas era una prueba casi infalible para librarse de acusaciones que supusieran vil tormento y posterior muerte en la hoguera "en nombre de Dios Todopoderoso".

domingo, 17 de febrero de 2013

HUEVOS AL PLATO



Recetita fácil fácil, una manera diferente de comer huevos, que se pueden acompañar de lo que queramos.

INGREDIENTES (para 2 personas)

2 huevos de gallina (si tenéis mucha hambre y una super olla apta para meter en el horno, podéis utilizar huevos de avestruz y multiplicar el resto de ingrediente por diez, lo menos!!).

Salsa de tomate (mejor si es casera)

Chorizo picado (yo he utilizado un chorizo de pavo de Mercadona, delicioso y con mucha menos grasa que el de cerdo)

Ajo

Cebolla

Queso rallado

Perejil

Orégano

Sal y pimienta


ELABORACIÓN

Necesitamos algún recipiente que se pueda meter en el horno. Yo tengo estas dos pequeñas ollitas de cerámica que me vienen al pelo para estas cositas. Se puede hacer en fuentes de barro de diverso tamaño, poniendo más huevos en función del tamaño.

En mis pequeñas ollas tan cucas pongo un par de cucharadas de salsa de tomate. En una sartén sofrío un ajo bien picado, perejil, media cebolleta y cuatro o cinco rodajas de chorizo picado en trozos bien pequeños. Salteamos todo junto hasta que la cebolla se reduzca y el chorizo empiece a soltar su grasita. Repartimos bien este relleno sobre la salsa de tomate y salpimentamos. Ponemos un buen pellizco de queso rallado encima de esta mezcla y por último, cascamos el huevo sobre el queso. Yo suelo añadir un pellizco de orégano (o tomillo) encima del huevo, me encanta el sabor de esta hierba.

Introducimos el/los recipientes en el horno previamente calentado a unos 180º y vamos observando hasta que veamos que el huevo esté cuajado. Es recomendable poner el horno a que caliente solo por debajo para que la yema no se seque y si queremos, poner el gratinador al final para darle un toque de calor por arriba antes de sacarlo.

sábado, 9 de febrero de 2013

Me como Madrid



Me encanta ir a Madrid, simplemente para pasear por la ciudad, visitar tiendas curiosas y comer o cenar en restaurantes originales o exóticos, para tener experiencias culinarias diferentes a las que pueda tener en Pamplona.

En nuestra última escapada a la capital, con motivo de la visita a FITUR, decidimos hacer el fin de semana totalmente internacional, no solo por la visita a la feria de turismo o por alojarnos en un hostal regentado por argentinos (fabuloso), sino también por las comidas y cenas que teníamos que hacer allí.  En esta ocasión, los sitios elegidos eran una taquería mexicana que ya conocíamos de otras visitas, una parrilla argentina que yo frecuenté cuando vivía en Madrid y un restaurante senegalés de Lavapiés del que había oído maravillas.

Para la noche del viernes, una vez dejamos las maletas en nuestro querido Hostal Adriano (C/ La Cruz, al lado de la Pza. de Jacinto Benavente, a menos de 200 mts. de la Puerta del Sol), nos fuimos a la parrilla argentina “El Gaucho”, sita en la C/ Tetuán, 34, también muy cerca de la Puerta del Sol. Regentada por argentinos (esto no es imprescindible para dar un buen servicio, pero que quieren que les diga, escuchar su acento mientras masticas un buen chorizo criollo alternando con tragos a una cerveza Quilmes es mucho más auténtico, donde va a parar!!) 


Es un local con dos ambientes, un bar común y corriente como otro cualquiera y un comedor al fondo. La diferencia es que el bar tiene a la entrada al parrillero, cuya labor es única e imprescindible: poner toda la carne en el asador. Y ahí ves a ese hombre, rodeado del despiece que los argentinos hacen de las reses de raza Angus o Hereford para zamparse en barbacoas dos o tres veces al mes, según la media: costillar, entraña, vacío, asado de tira, etc. 


Junto con la omnipresente carne de vacuno, otras carnes acompañan la vida del argentino, como cordero, pollo o cerdo. Del simpático gorrino aprovechan para hacer embutidos como la salchicha parrillera y el chorizo criollo, que dentro de un bollito recibe el nombre de “choripán”.

Eso fue lo que nos comimos en una cena que no queríamos que fuera muy pantagruélica: un par de choripanes, una salchicha parrillera y una patata asada junto con la carne, para que se embriague con el olor a la brasa. Todo ello bien acompañado del imprescindible “chimichurri” y regado con dos cervezas  Quilmes. El “chimichurri” es un aliño hecho con una emulsión de aceite y vinagre con ajo, perejil y diversas especias, que le aporta a las carnes, pescados o verduras un sabor y una intensidad maravillosa.



Y ahí estuvimos, dándole al diente y viendo cómo iban saliendo chuletones de la parrilla camino del comedor, donde la gente brindaba con vinos argentinos de uva Malbec. No hace falta decir que todo esto se puede comer en cualquier parrilla argentina, desde la más sencilla como “El Gaucho” hasta en los restaurantes “De María”, donde los futbolistas argentinos del Real Madrid y Atlético celebran sus fiestas. De hecho, “El Gaucho” es el mismo dueño que los “De María”: menos glamour, menos famosos, misma calidad, más barato. Totalmente  recomendable.


La noche del sábado nuestros planes de truncaron. Queríamos ir a la taquería mexicana “Mi Ciudad”, regentada por unos emigrantes mexicanos de Puebla que han hecho de su pequeño local de la C/ Las Hileras un auténtico pedazo de México. La virgen de Guadalupe y la bandera tricolor presiden el local, de cuya cocina a la vista salen sin cesar todo tipo de tacos, quesadillas y guacamoles, regados con Coronita, Negra Modelo y “micheladas”. Es tal el éxito de este local que estaba hasta los topes y no hubo manera de encontrar mesa o un hueco en la barra. Probamos suerte en otra pequeña sucursal que tienen en un calle paralela, pero en este no tenían la quesadilla “gringa”, ni los tacos de “tinga de pollo”, “alambre al pastor” y “cochinita pibil”, luego no merecía la pena estar en un sitio donde no servían las especialidades que más nos gustan.

Como no queríamos dar muchas vueltas y nuestro bolsillo no es muy amplio, decidimos comernos un kebab en la mejor cadena de kebabs que existe en España, “DönerKebapIstanbul”, cuyos productos no tienen nada que ver con otros que venden en algunos bares reconvertidos en kebabs de barrio donde no entra nadie. Este local de la C/ Arenal estaba lleno hasta los topes, bien atendido y muy limpio. Nos comimos un döner, un dürüm y una ración de falafel.

Y el domingo a mediodía, después de pasear por el Rastro, desembocamos en el restaurante senegalés “Baobab”. Llevaba bastante tiempo deseando probar algún plato de la gastronomía africana y la visita a Madrid nos brindaba esa oportunidad. Procuramos llegar pronto, puesto que las críticas vertidas por clientes en diversos foros de internet eso aconsejaban, para no tener problemas a la hora de encontrar mesa libre.
El local no era lo que se podría denominar “seductor”. Si el comensal espera encontrarse un local ambientado en “Memorias de África”, con detalles de piel de cebra o jirafa y bonitas pintura de fieros leones, máscaras tribales y demás atrezzo, se equivoca. El local es un bareto con 10 o 12 mesas de chiringuito y sillas metálicas, con manteles de papel, distribuidas en dos estancias separadas. Atiende una chica que puede ser de cualquier región española, pero desde luego, no es de Senegal. La carta es una mala fotocopia plastificada en la que aparecen una docena de platos, de los cuales solo están disponibles 5 o 6. De ellos, casi todos son una base de arroz con verduras y carne o pescado.


Como veis, el entorno y la carta no invitaba a una comida para recordar, así a simple vista. Pero el recuerdo de las buenas críticas nos decía que era el sitio correcto. Cuando nos llegó el turno, pedimos un "yassa" (arroz blanco con pollo en salsa de cebolla, limón y aceitunas) y un "thiebou dianne", arroz senegalés con verduras y pescado. A eso de las 14:00 h. empezó a entrar gente al local, algunos para pedir comida para llevar, otros para ir sentándose en el comedor interior. El goteo de gente empezaba a ser constante, por lo general gente más o menos joven, con ganas de probar algo diferente sin echar de menos la tortilla de patatas. 

Llegaron nuestros platos, percatándonos de ellos por el aroma que empezó a llegar antes de tenerlos encima de la mesa. Tres platos de tamaño bien grande (que se transformaron en dos cuando mezclamos el arroz blanco con el pollo en salsa de cebolla) pugnaban por ser el más apetecible, y la verdad es que la partida acabó en tablas, empate técnico: ambos estaban deliciosos. Es una comida sin ninguna pretensión, sin sabores encubiertos, sin aparentar lo que no es: pollo bien marcado en una plancha y hervido después junto con la cebolla, que lo deja tan tierno que se deshace con mirarlo, lo  mismo que el arroz senegalés con el pescado y las verduras. 


El arroz perfectamente cocido, suelto y en su punto, de tamaño muy pequeño. Uso de especias sin pasarse, lo justo para dar un sabor diferente a la comida. Disfrutamos mucho, comíamos y comíamos y esos platazos no se acababan nunca. A la hora de pagar, solo 14 €, a 7 € cada plato, ya que el agua no te la cobran por ser del grifo. Y mientras tanto, el local hasta los topes, la gente masticando a dos carrillos, brazos entrecruzándose en las mesas para probar de uno y otro plato y no dejarse nada sin catar. Max, un senegalés con pinta de ser el dueño, corría por el local para abarcar a todas las mesas, llevándose en cada viaje los platos que ya se habían quedado vacíos y volviendo con platos rebosantes de aromas y sabores de África. 
Me gustaría saber que caja se hizo ese día, porque tuvo que ser bastante abundante, sin contar el turno de cenas. Y me resulta muy curioso que un cutre bareto senegalés de Lavapiés esté lleno hasta las trancas por gente de todos los puntos de la ciudad de Madrid y que otros bares y restaurantes patrios estén vacíos, con los dueños rezando porque entre alguien y se pida una caña o un montado de lomo. 

Algo se tendrán que inventar....

PD: la primera foto es la terraza del Baobab en verano, con lo que pueden duplicar la clientela que tengan en invierno...estoy por montar uno de estos en Pamplona con alguno de los senegaleses del barrio...