viernes, 27 de diciembre de 2013

"NUESTRAS" POCHAS A LA NAVARRA


Me gustan mucho las legumbres. Mi madre fue una ama de casa tradicional que ponía legumbres tres veces por semana, alternando las lentejas (esas caían siempre) con el cocido, potaje de garbanzos con verdura o judías blancas con chorizo. Quitando el potaje de garbanzos, que solo llevaba acelgas o espinacas (mi madre nunca le ponía bacalao como si hacen otras gentes) y las "peyuelas" (unas bolas de masa de pan fritas), tanto las judías como las lentejas iban acompañadas de un trocito de chorizo y el cocido, todo un señor en nuestra mesa, llevaba sus correspondientes "sacramentos" en lo que se viene a llamar por el sur el "avío". Por todo ello, después de casi 30 años comiendo las legumbres así, no concebía que debiera comérmelas solo acompañadas de verdura, pobres y viudas.

Pero claro, llegas a Navarra, la tierra de las pochas, y la cosa cambia un poco, porque esta legumbre es toda una institución en esta región y adyacentes. En casa solo las comía mi novia, porque yo seguía comiendo fabada asturiana con deleite. Pero hace unos meses, en una cena me pusieron pochas estofadas con piparras. Y como está feo decir que no cuando te invitan, me las comí. Y vaya si las disfruté, que fue lo que más me gustó de la cena! Cuando se lo dije a Ester, propuso comprar pochas para hacerlas nosotros en casa. La semana pasada las hizo ella mientras yo tomaba nota visual del proceso, fácil a más no poder. Y hoy que me tocaba hacer la comida a mí, he decidido hacerlas yo a ver qué tal. El resultado ha sido magnífico y dejo la sencillota receta por si alguien le apetece hacerlas! Vamos a ello.

INGREDIENTES (para dos personas)

Pochas (nosotros las compramos congeladas, porque para cocerlas no hay que descongelarlas previamente y son muy cómodas de utilizar. Las compramos a granel en E.Lecrerc, pero son de la marca Findus y se venderán en grandes superficies): la medida de una taza de desayuno llena hasta arriba sirve para dos raciones abundantes.

Ajo: un diente (yo suelo utilizar una mezcla de aove con ajo y perejil, todo batido, que guardo en un biberón y que le da un gusto muy rico).

Cebolla: media cebolla grande o una pequeña

Tomate: uno de tamaño mediano.

Pimiento rojo: si es un pimiento morrón de los grandes, con una cuarta parte hay más que suficiente (también se le puede poner pimiento verde, al gusto).

Zanahoria: dependiendo del tamaño. Yo he utilizado media de tamaño grande.

Pimiento seco

Pimentón de la Vera dulce o ahumado (opcional).

Una hoja de laurel

Sal.

ELABORACIÓN:

Llenamos una olla con agua por la mitad y añadimos un buen pellizco de sal, la llevamos al fuego y cuando empiece a hervir, añadimos las pochas. Las dejamos que cuezan a fuego medio una media hora aproximadamente.

Mientras tanto, en una sarten pochamos en aceite de oliva virgen extra, la cebolla en juliana, el ajo laminado, la zanahoria y el pimiento rojo en trozos pequeños, la hoja de laurel y el pimiento seco. Un pellizco de sal, una cucharadita de café colmada de pimentón (como he dicho antes, es opcional. A mi me gusta mucho más con el pimentón) y dejamos que todo se vaya ablandando poco a poco. Añadimos el tomato pelado y troceados, y dejamos cocinar todos a fuego suave. Cuando veamos que se ha reducido todo y que tanto la zanahoria como el pimiento están blandos, lo incorporamos a la olla con la pochas y mezclamos bien. 

Dejamos cocer todo junto del orden de otra media hora aproximadamente.  Probamos cuando lo sabores se hayan ligado un poco para rectificar de sal y ver que las pochas están tiernas para servir cuando estén a nuestro gusto. Es ideal acompañar con unas guindillas o piparras en vinagre un poquito picantes.

Como veis, un plato sencillo y básico, de los que han criado a miles de personas en este país. Ya estoy pensando en otras recetas para acompañarlas que iré desgranando pronto. Que aproveche!!


domingo, 15 de diciembre de 2013

LOS VINOS MEJOR VESTIDOS DE NAVARRA



Cuando a un profesional de un sector determinado se le da la oportunidad de participar en un proyecto que nada tiene que ver con su trabajo habitual, pueden pasar dos cosas: 1. Que se sienta abrumado por la responsabilidad y no se vea capaz de involucrarse en algo que no es lo suyo o  2. Que lo acepte como un reto y se entregue a darle forma y fondo para obtener el mejor resultado.

Casualmente, cuando la familia Belasco, propietaria de Bodegas Marco Real de Olite, decidió apostar por los jóvenes creadores españoles para vestir con sus diseños a las botellas de los vinos más jóvenes de Navarra, no se equivocaron, porque la respuesta de los creadores elegidos y del público fue magnífica.

Evidentemente, en este caso "el hábito debe hacer al monje" y los vinos Homenaje blanco y rosado envasados en su característica botella alargada deben ser merecedores de esa etiqueta exclusiva y ofrecer unos caldos acordes con la frescura y el atrevimiento que venden. Y lo hacen, cosa de la que podemos dar fe todos los que llevamos unos años bebiendo estos vinos y que el viernes 13 nos dimos cita en la presentación de las nuevas añadas de Homenaje, vestidos este año con el diseño de Paula de Andrés, conocida en el mundillo de la pasarela como POL y finalista del certamen "Ego Cibeles 2013".

Tomando el relevo que en su día dejaron Amai Rodríguez (2009), Maya Hansen (2010), American Pérez (2011) o Moises Nieto (2012), POL se presentó ayer en las catacumbas de Marco Real con su propuesta para las botellas de Homenaje. Para ello eligió la propia identidad gráfica con la que se identifica, la forma de un escarabajo dotado de una enorme cornamenta, coloreado en tonos rosas o verdes representando motivos geométricos y florales (motivos basados en su última colección "Caleidoscopio"). 
Entre las astas del coleóptero aparecía la leyenda "ESCARABAJO CIERVO. Amuleto de vida y poder". A la obligatoria pregunta de por qué había elegido el escarabajo como símbolo, POL comentó que le vino la inspiración en un viaje a Egipto, cuando conoció el significado del escarabajo en la cultura egipcia como símbolo de seguridad, protección, vitalidad y fortaleza.

José Antonio Cruz, responsable de la agencia de comunicación "Entrevinos", fue el encargado de presentar el acto y dar paso a los protagonistas del evento. Así, la propia POL como creadora de la etiqueta y Anabel Hernández, Richard Goñi, Roser Girbau, Laura Sanz o Mikel Belasco, responsables de diferentes áreas de la bodega y de la empresa, tuvieron unas palabras para comentar cuales han sido sus impresiones durante estos meses de trabajo, tanto en la bodega como en el aspecto administrativo y comercial. Entre el público, gentes del mundo del vino de Navarra, comerciales, empresarios del sector, medios de comunicación, etc.

Las copas se fueron llenando con los vinos protagonistas, y casi todos coincidimos en que este año tanto el rosado de garnacha como el blanco, resultante de un coupage de viura, chardonnay y moscatel, son mejores que el año pasado. La climatología de este año fue algo anormal, y aunque la producción ha sido más reducida que en la campaña anterior, la uva obtenida ha sido de gran calidad, destacando este año sobre todo el trabajo de campo para conseguir un estado sanitario de la uva correcto.


También tuvimos ocasión de catar una de las últimas apuestas de la Bodegas Marco Real en vinos tintos, como es su colección "Pequeñas Producciones", vinos de gran calidad que buscan un nicho destacado en el sector de los monovarietales, muy apreciados en algunos mercados importantes. Probamos el tinto Syrah 2011, galardonado con el premio al Mejor Tinto de Roble 2013 en España.


Para que la jornada fuera completa, y en otra demostración de buen producto del cual poder presumir, pudimos probar la nueva cosecha de aceite de oliva virgen extra Belasco variedad arróniz, el cual ha sido perfectamente afinado para conseguir un producto suave y afrutado. Y si lo acompañan con jamón ibérico como el que empezó a desfilar por las mesas, que más se puede decir?

















Posteriormente, algunos de los asistentes pudimos disfrutar de una sabrosa y sencilla comida con la que poder maridar los vinos en una amena y distendida charla, finalizada con un broche perfecto, gracias a otro de los productos estrellas de la casa: el Pacharán en cualquier de sus marcas: La Navarra, Etxeko o Belasco edición 1580.

Quién vestirá el año que viene las botellas de Homenaje? Hasta que lo descubramos, tenemos todo un año para disfrutar de la frescura y el desparpajo de estos excelentes vinos de una excelente bodega.

viernes, 6 de diciembre de 2013

TODOS SOMOS BINASEGUI

Estoy cansado, son las 7 de la mañana, el despertador brinca sobre la mesilla de noche y se que no puedo darme la vuelta y seguir durmiendo. Tengo que ponerme en pie, porque me espera un día largo, duro  y, en cierta medida, "inquietante", porque me voy  a enfrentar a algo que no he hecho nunca.

Casi rozando las 8:00 h. llego al barrio de La Milagrosa de Pamplona, donde espero que a mis compañeros no se les hayan pegado las sábanas, porque la temperatura de Pamplona en el mes de noviembre a primera hora de la mañana no es como para estar esperando en la calle. Afortunadamente, mis compañeros llegan en un minuto y rápidamente nos ponemos en marcha. Desenfundo mi cuchillo ZWILLING J.A. HENCKELS de la mochila y lo lavo bien, ya que le espera mucho trabajo, a él y a nosotros. Una vez me tomo un café con leche caliente, se me quita el frío y me pongo el delantal negro de pacharán Berezko que aún no había estrenado. Ya estoy listo para empezar la función.

Afortunadamente, durante unas cuantas horas de la tarde anterior parte del trabajo se quedó listo y eso nos ayudaría a no ir pillados de tiempo a la hora del servicio de comida. La cebolla para el yassa-poulet se quedó picada, el acompañamiento de verduras y cordero del cous-cous se quedó hecho y reposaba en una gran olla. La carne de ternera (con D.O. Ternera de Navarra) para el maafe quedó limpia de grasa y cortada en trozos perfectos para este guiso. Solo era cuestión de empezar a prender los fuegos de la cocina y comenzar a preparar el banquete. La "gran jefa" Fátima y sus mosqueteras Aby y Oumul no tardaron en aparecer, y contando con Alfontso y Yolanda, ya estábamos todos listos para ponernos manos a la obra sin perder ni un minuto. BINASEGUI se ponía oficialmente en marcha.


Peroles al fuego, concentrado de tomate para la salsa del maafe en uno y calabaza, cebolla, pimiento rojo, berenjena y repollo en otro para el thieboudienne. La merluza para este plato típico de Senegal ya ha sido sazonada y untada por dentro con una mezcla de ajo y perejil en forma de pasta. Los contramuslos de pollo para el yassa au poulet, el otro plato típico de Senegal, también han sido marinados con limón y mostaza en casa de Aby durante toda la noche. El olor que desprenden es sensacional, y en cuanto toca el fondo de la olla y empieza a freírse, inunda la cocina de la Sociedad Gastronómica Zabaldi con un aroma demoledor.
Mi cuchillo pela y trocea el ñame y la yuca: el primero será cocido y después frito en trozos medianos, a modo de gran patata frita. La segunda será machacada y mezclada con ajo y pereji, para formar una especie de croquetas que junto al ñame (o niambi en África) y el "akkra", una especie de buñuelos fritos hechos con alubias molidas, se comerán como entrante con una rica salsa de tomate y cebolla.




Vamos con el pescado para el "attieke", un plato típico de Costa de Marfil. Son doradas, grandes y lustrosas, y queremos que se mantengan jugosas. En una sartén grande, Fátima las va friendo de tres en tres, hasta que quedan doradas por fuera y tiernas por dentro. Hemos pensado que desmenuzarlas será lo mejor para poder repartir las 70 raciones que se van a servir. Hablando de los 70 comensales, en el salón donde se va a comer está trabajando Alfontso, no se si solo o en compañía de Yolanda, para colocar bien las mesas y sillas, manteles de papel, platos, servilletas y vasos. Todo debe quedar listo en el momento que empiece a acudir la gente.

Estábamos con las doradas, las estoy desmenuzando en compañía de Oumul. Antes de las doradas, en compañía de Alfontso, se han deshuesado los contramuslos de pollo fritos. Huele tan sumamente bien que me dan ganas de echar dos trozos al cuenco de cristal y uno a mi boca. Lo hago un par de veces, pero me contengo, tengo autocontrol y mucha hambre al mismo tiempo.



La chicas trabajan como un reloj en los fogones. Las croquetas de yuca ya están enharinadas y listas para ser fritas cuando se acerque la hora de la comida, así como el ñame y el akkra. Por supuesto, el arroz para tres de los platos principales ya está cocido o a punto. Me parece increíble ver como se puede cocer una perola con tres o cuatro kilos de arroz sin que se pegue, quedando suelto y delicioso. El arroz es de buena calidad, pero las manos de estas mujeres son mágicas.

También la sémola de trigo para el cous-cous de cordero está en la olla-vaporera, cociéndose sin tocar el agua y quedando suelto y jugoso. También va a haber otro tipo de cous-cous, pero este muy diferente al que la gente conoce: se trata del "attieké" (el mismo que da nombre al plato del que he hablado antes), realizado a partir de la pulpa de la yuca fermentada y rallada. La habíamos comprado congelada, fue descongelada y había que hervirla, pero hubo algún error y tuvimos que tirarla. Cunde el pánico, la pobre Oumul no se puede creer que el attieké se haya estropeado (no le había pasado nunca) y hay que salir rápidamente a comprar otro. Se hace memoria de las tiendas africana o morunas en los alrededores para ir a buscarlo. Al final se encuentra, en formato seco, más fácil de preparar. Todo sale bien. Vuelve la tranquilidad.

Algunos de los platos ya están casi terminados. Se va acercando la hora de la preparación de los entrantes y el primer plato. Alfontso va colocando fritos de ñame, croquetas de yuca y akkra en platos, dos unidades de cada por persona. Yo salgo al salón a repartir la salsa del "pica-pica", y veo que casi todo el mundo ya está sentado. Impresiona ver ya a unas 50 y tantas personas sentadas, sabiendo que se pueden presentar todas las que aparentemente no iban a venir porque no lo habían confirmado. Ester ya nos está ayudando a gestionar a los asistentes y entra continuamente a la cocina para contarme que han llegado fulano y mengano, que no están en la lista: me echo a temblar (al final no llegó la sangre al río y hubo sitio para todos!!).

Dos de la tarde en el reloj: los zumos de hibisco (bissap) y jengibre ya están fríos y listos para ser servidos. Los fritos del entrante están emplatados y van saliendo por la puerta. Colocamos en la mesa de servicio 70 barquitas de bambú que van a servir como recipiente rústico y tradicional para cada plato. La "ensalada" de tomate, pepino y cebolla, junto con los polvitos mágicos Jimbo ya está hecha, con lo cual colocamos en las barquitas una ración de "attieké" (cous-cous de yuca), la ensalada y unos pedazos de la dorada que hemos desmenuzado. Cargamos las bandejas y a servir a los comensales, deseosos de empezar a conocer esta gastronomía. Voy explicando el plato a las mesas que me toca servir, en las cuales hemos colocado unos papeles con la explicación de lo que es cada plato. Aún así, la gente gusta oir de viva voz lo que van a comer, y a mi me gusta explicarlo!


Vuelvo a la cocina porque el thieboudienne tiene que ser servido a continuación. En pocos minutos hemos desmenuzado la merluza que fue cocida con todas las verduras para montar la ración en otras 70 barquitas: porción de arroz rojo, ya que se ha impregnado de todo el caldo del guiso, ración de verduras cocidas y merluza. Salimos al salón donde la gente espera el plato con avidez. Vuelvo a la cocina porque hay que ir preparando parte del postre: una brocheta de papaya, mango y plátano, junto con un vasito de "thiakry", un postre hecho con mijo y yogur natural. Con uno de los papayones gigantes que compré tenemos de sobra para las 70 personas, y montamos una brocheta por comensal que gustó mucho, para nuestra sorpresa.

Vamos a por el primer plato de carne, el "yassa au poulet". Estoy deseando servir este plato, que yo considero uno de los mejores por su espectacular sabor. El pollo desmenuzado se añadió al enorme perol donde se había hecho la salsa de cebolla con especias, limón y aceitunas. En cada barquilla de bambú, una ración de arroz blanco y una buena cucharada de pollo "yassa". Estaba realmente delicioso, y la gente lo reconoció, ya que fue el plato que más gustó.

Vamos con buen ritmo, la gente lo valora positivamente, porque entre un plato y otro, damos un tiempo aparente para comentarlo y tal. Seguimos con la carne, y del pollo pasamos a la ternera. En este caso formando plato de una delicia como es el "maafe". Es un plato típico de Mali, y consiste en un guiso espeso de carne de ternera (u otra carne) con salsa de tomate y cacahuete. Es sabroso e intenso y se acompaña, como no, con arroz. Hablando del arroz, pensábamos que íbamos sobrados y casi hemos tenido que racionar el que nos quedaba...para la próxima ya sabemos, unas cuantas tazas más!!

Pasamos al último plato, cous cous de cordero, pero no el típico cous cous del norte de África, como se hace en Marruecos o Argelia. Este lo hace la genial Aby, la senegalesa con más marcha que conozco, y lo hace muy bien, porque la gente habla maravillas del sabor de sus salsa con verduras, especias y garbanzos. La sémola de trigo, aromatizada y endulzada con pasas, y el cordero, limpio de grasa superflua.


El banquete principal acaba. Ahora solo queda servir las brochetas de frutas del postre, el "thiakry" y la sorpresa de la jornada: el bouye o zumo de jengibre, el cual alguna mente maravillosa ha decidido mezclar con cava y ha conseguido un sorbete dulce y delicioso que hace las delicias de los comensales, que lo elevan a los altares!!

Fin del servicio. Ahora toca recoger y fregar, para dejarlo todo mejor que nos los encontramos. Pero antes nos llaman al comedor, porque la gente quiere conocernos. Fátima, Aby y Oumul ya eran conocidas por algunos de los asistentes, así como Alfontso. Pero yo era un desconocido total, y solo era famoso por bombardear a la gente con insistentes mails para que concretasen su asistencia y pagasen. Todos quedamos como amigos, y el aplauso dedicado a este humilde grupo de entusiastas de este mundo africano de sabores y sensaciones es la mejor recompensa.


En este post no hablo por mi, aunque sea el que escribe. Hablo por todo los que formamos BINASEGUI, por los que estuvimos y por las que faltaron (Suly e Idoia), porque mi voz es la suya y quiero hacerles partícipes de este pequeño gran primer éxito.

Ya estoy deseando que llegue el próximo para hacerlo aún mejor!!







domingo, 1 de diciembre de 2013

Cata de vinos de Bodegas Chivite en "La Plaza del Vino" con un "vinosaurio"

El pasado miércoles tuve la suerte de poder asistir a una magnífica y selecta cata de vinos, invitado por mi amigo Rafael Velázquez y organizada por todo un maestro de ceremonias en estas lides como es Luis de La Vinoteca. Era una de las famosas catas del "Club del Vino", organizadas para dar a catar a los socios los vinos que componen los lotes que se ponen a la venta.



Rafael, que ya me va conociendo cada vez mejor, sabía perfectamente que los vinos que se presentaban en esa ocasión me iban a gustar, y no se equivocaba. Porque equivocarse si estamos hablando de Bodegas Chivite es casi imposible.

Yo no me caso con nadie en el mundo del vino. Todas las bodegas tienen buenos vinos que ofrecerme, hoy me puede saber mejor uno y mañana mismo preferir mil veces otro que rechazaré al día siguiente porque quiero volver al del primer día.

Navarra está llena de muy buenos nombres en el mundo enológico y Chivite es uno de ellos. Si nos tenemos que ceñir a la fecha que viene impresa en su sello, estamos hablando de una historia que se remonta a 1647, más de 350 años traducidos en once generaciones de dedicación al vino de Navarra. Y una circunstancia como esta lleva aparejado el que uno de sus vinos, el rosado Gran Feudo sea el vino rosado más conocido y extendido de todo el país. En los últimos tiempos, Chivite ha decidido apostar por la expansión de su nombre a otras regiones vinícolas de España con la adquisición de terrenos en las provincias de Burgos y Valladolid y comercializar vinos con D.O. Ribera del Duero y D.O. Rueda bajo el nombre BAUARTE. Al mismo tiempo, el trabajo en los selectos terruños de Aberín, situados entre el monte Montejurra y la ribera del Ega, han dado como resultado la obtención de unos vinos diferentes, con tanta personalidad que necesitaban de su propio sello de calidad: ARÍNZANO es el nombre de dicha propiedad y que denomina a los primeros vinos de Pago del norte de España.

Cuatro eran los caldos que se habían descorchado en la tarde noche, un blanco, tres tintos y una burbujeante sorpresa que vino en copa separada. Las relaciones de los de Cintruénigo con cierta familia francesa a lo largo de quince años está dando sus buenos frutos y al final de la cata pudimos comprobarlo.

Con el patio central de "La Plaza del Vino" lleno hasta la bandera, Luis comenzó su intervención sorteando un lote de vinos entre los acertantes de los concursos de eno-preguntas que manda con asiduidad. El afortunado ganador, que no se encontraba presente (lo cual provocó que hubieran gritos de "envidiosillos" que demandaban la extracción de otro nombre) se llevó a casa una caja con tres vinos valorada en 375 euros, con una joya de Vega Sicilia que valía 2/3 del valor del lote...como para que el cuñado te la tire al suelo y la rompa!!






Después pasamos al meollo del asunto: Chivite. Y que mejor pareja para presentarlos, catarlos y comentarlos que la enóloga y el director comercial de la bodega, Marta López e Iñaki Oñatevia. Tras hablarnos de forma breve de la bodega y de su historia, aparecieron las primeras botellas de vino blanco, recién sacadas de la nevera de lo frías que estaban. Se trataba del soberbio "chardonnay sobre lías" 2011 de la colección "Finca de Villatuerta". Hubo que dejarlo que se templara un poquito para que empezara a ofrecernos sus magníficos aromas de frutas blancas y cítricos. Me gustan mucho los chardonnays que han pasado por barrica, y este es sensacional.


El siguiente monólogo corrió de parte de otro miembro de la familia "Finca de Villatuerta", en este caso un tinto varietal de syrah de 2010. Menos ácido que otros tintos de syrah que he probado antes, tenía más presencia de frutos rojos y negros bien maduros, y un toque mineral muy pronunciado.


En el tercer acto cambiamos de familia y dimos el salto a la "Colección 125" con su 100% tempranillo de 2009. Es un vinazo con todas las letras, bien madurado, con la fruta negra y las especias muy presentes. El tanino se deja notar con fuerza, pero al ser un vino muy bien estructurado,  tiene un paso muy suave por la garganta dejando un agradable retrogusto.


Y para acabar lo programado, una de las joyas de la corona de Chivite: Arínzano la Casona 2008. Es un vino complejo, inesperado, ensamblaje de tempranillo con un 25 % de merlot. He probado en mi vida pocos vinos tintos (estoy en ello), pero desde luego ninguno era como este...me pedía chocolate (a mi compañero de mesa Rafael más todavía) y mermelada de bayas, oscura y densa. Casi se podía masticar de lo denso que era, y dejaba una gran sensación en la boca. Todo una sensación sensorial, porque se podía disfrutar con todos los sentidos. El terruño y las manos que los trabajan han hecho su trabajo...
Todos los vinos se iban alternando con las explicaciones de Iñaki y Marta, que nos contaban sus particularidades, sus propias impresiones como conocedores del mundo del vino o curiosidades en relación con cada uno de los caldos.


Para finalizar, apareció la quinta copa que yo, al menos, no esperaba. Era un champagne Taittinger Brut Reserve. Bodegas Chivite fue elegida hace quince años como distribuidora en España de los productos de esta casa francesa de champagnes. Según nos contó Iñaki, buscaban una bodega familiar, una especie de extensión de la familia Taittinger en nuestro país, y la familia Chivite y su larga tradición vinícola fue lo que necesitaban. Lo que nadie se esperaba es que los lazos entre Navarra y la familia Taittinger iba a ser más estrecha de la esperada: la imagen que sirve de imagen y marca de Taittinger es el sello de "Thibaut 1er de Navarre", más conocido en tierras forales como Teobaldo I, rey de Navarra y conde de Champaña.  Este rey trovador apasionado de la música tuvo que guerrear en las Cruzadas y a la vuelta de una de ellas, recogió en la isla de Chipre una cepa de uva blanca que le sorprendió por su dulce sabor. Esa cepa era la que hoy todo el mundo conoce como "chardonnay", una de las uvas que dan forma y cuerpo a los champagnes franceses y que tanta personalidad y frescura aportan a los vinos blancos de Navarra.


Tengo que admitir que no había probado nunca el champagne francés (hay cosas que se quedan fuera de mi alcance, jeje) y la verdad, que este haya sido el primero me parece magnífico, puesto que era realmente delicioso. Muy aromático y frutal, en boca se transforma y trae unos deliciosos recuerdos a almíbar y pan recién hecho, cálidos y dulces. Me lo bebería antes, durante y después de la comida, como bien recomiendan los entendidos en vino, ya que últimamente se está desechando la idea de que un champagne o un cava solo se tome para brindar.



Después de este magnífico final, poco más puedo añadir. Cada vez me gusta más el vino, cada día aprendo una cosa nueva de este mundo tan diverso, y si los vinos son tan buenos como los de la familia Chivite, me parece que voy a tener un problema...bendito problema!!